
En la actualidad, el suicidio es la principal causa de muerte no natural en nuestro país, y además, se ha convertido en un problema entre jóvenes y adolescentes. Según los últimos datos del Observatorio del Suicidio del año 2021 apunta que en ese año 22 menores de 15 años se suicidaron: 14 chicos y 8 chicas. El suicidio de chicos menores de 15 años se ha duplicado respecto a 2020 (7 en 2020 frente a 14 en 2021) y el de chicas menores de 15 años ha registrado por primera vez 8 defunciones por suicidio. Entre los 15 y los 29 años, el suicidio es la principal causa absoluta de muerte. Provoca 316 defunciones anuales frente a las 299 de los accidentes de tráfico o las 295 de los tumores.
El último informe realizado por expertos de la Fundación FAD de ayuda a la juventud y el Centro Reina Sofía , más de la mitad de los jóvenes (56,4%), de 15 a 29 años, consideran que han sufrido algún problema de salud mental en el último año, y casi la mitad de ellos (49%) no pidió ayuda profesional. Otro estudio de la Fundación ANAR de ayuda a niños y adolescentes “Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) “alerta que atendió en el 2021, a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. El número de casos con conducta suicida ha experimentado un acentuado crecimiento en el periodo 2012-2022 (1.921,3%), destacando el incremento producido en el periodo post-COVID-19, entre 2020 y 2022 (128%).
El Teléfono de la Esperanza de Alicante ha observado, también, un repunte de llamadas en el grupo de población de 19 a 25 años desde el confinamiento, y un malestar creciente de menores que sufren acoso escolar, inmersos en conflictos familiares o que incluso temen el castigo en casa por malas notas, que en algún momento puede precipitar una relación suicida.
Sensibilización salud mental en menores
Es importante hablar con los más jóvenes de salud mental, y las alertas que deben aprender a reconocer para poder prevenir el suicidio y pedir ayuda. Es por ello, que el suicidio tiene que dejar de ser un tabú porque es erróneo pensar que si no se habla no existe, sino más bien es que si no se conoce, no se puede detectar ni evitar. El primer paso por tanto es hacerlo visible para empezar a prevenirlo.
Es fundamental que en los centros educativos se hable de depresión, autoestima, ansiedad, soledad y para ello tiene que haber un cambio en la educación para atender a los menores más allá de lo académico, se debe enseñar también a que los menores sepan gestionar sus emociones, a aceptarse, a respetarse y a quererse.
Prevención del suicidio en los centros educativos
Ante esta realidad tan alarmante, y la necesidad de implementar psicólogos/as clínicos en los colegios para sensibilizar sobre salud mental y prevención del suicidio, Fundación Adiem ha iniciado unas charlas, durante tres jornadas, de prevención de suicidio en el Instituto Playa Flamenca de Orihuela Costacon un gran impacto y alcance, llegando a 525 alumnos y alumnas comprendidos entre los cursos 1º y 3º de la ESO, bachillerato y ciclos formativos. También ha habido una alta participación e implicación por parte del profesorado.
La finalidad de estas charlas ha sido la de sensibilizar sobre esta problemática y dar visibilidad al suicidio, se debe hablar de ello para normalizar y, de esta manera, desmitificar muchas creencias erróneas y aproximarnos a esta realidad. Durante las charlas se ha podido comprobar como gran parte del alumnado cree mucho de los mitos acerca del suicidio, creyendo que solo se suicida la gente que tiene problemas de salud mental, que menores de 15 años no se suicidan. Tampoco saben que el suicidio es la primera causa de muerte no natural o que ellos no pueden hacer nada para ayudar. Estas charlas han servido para que el alumnado vea que la realidad es diferente de la que ellos creen. También han servido para que el alumnado sepa que pueden servir de ayuda para otras personas otorgándoles de recursos, que no hace falta ser un profesional de la salud mental.
Hay que hablar del suicidio con menores y adolescentes para prevenir y que así conozcan cuales son los signos de alerta para que puedan ayudar a sus compañeros. Las señales se pueden dar a través de la comunicación verbal y no verbal, o de conductas y comportamientos como rituales de cierre. Lo mismo ocurre con los docentes, que pueden ser personas de confianza y claves en la detección y prevención. Por ello, abordar la prevención del suicidio en menores y adolescentes en los centros educativos es una cuestión pendiente necesaria para identificar los casos antes de que se agraven demasiado.
La prevención empieza desde las primeras edades y hay que trabajar en dos vertientes: con los docentes para establecer los procedimientos a seguir, y, con el alumnado para que sean conscientes y conozcan esta realidad, para así, poder hablar con ellos de cómo lo pueden enfrentar. Para ello, es transcendental, establecer una cercanía con el alumnado y una educación emocional, para que de esta manera sean los propios alumnos y alumnas los que se sientan seguros para pedir ayuda cuando les pase algo.

